"Todos tenemos un rol que jugar". Con este lema resonando en cada panel, el Silver Summit 2025 se consolidó no como un evento de nicho, sino como un llamado estratégico a los líderes empresariales del continente. La convocatoria fue clara: es momento de abordar la longevidad, descrita acertadamente como "la fuerza económica y social más transformadora de nuestro tiempo", con la seriedad y visión que merece. Para los líderes que buscan la siguiente frontera de crecimiento, la economía plateada no es una opción, es el nuevo epicentro de la demanda.
Más que un simple resumen de tendencias, el Summit reveló un cambio de paradigma fundamental. La tesis central es inequívoca: debemos dejar de percibir el envejecimiento como una carga social para reconocerlo como una de las oportunidades de negocio, innovación y prosperidad más significativas del siglo XXI.
Los datos presentados durante la cumbre no dejan lugar a dudas sobre la magnitud de la economía plateada. La escala de esta oportunidad es, sencillamente, colosal:
Sin embargo, esta oportunidad económica se enfrenta a una cruda realidad estructural en el contexto colombiano. Como se subrayó en el evento, el país se está envejeciendo "sin habernos desarrollado", una situación agravada por el hecho de que solo 1 de cada 4 colombianos accede a una pensión. Esta tensión entre una oportunidad de mercado masiva y una necesidad social apremiante delinea los vectores de oportunidad para la disrupción del mercado. Esto crea un mapa de ruta para la innovación: productos de inclusión financiera para quienes carecen de pensión, servicios de salud accesibles para una población que envejece con menos recursos, y modelos de negocio que generen ingresos para una fuerza laboral experimentada y desatendida.
La oportunidad, además, trasciende lo económico. Un dato inspirador compartido en el Summit lo confirma: cambiar positivamente la percepción sobre el envejecimiento puede añadir hasta siete años y medio de vida. Esto enmarca la misión empresarial no solo en la creación de valor financiero, sino también en la generación de bienestar y prosperidad humana.
El principal obstáculo para capitalizar esta oportunidad no es tecnológico ni financiero, sino cultural. El "edadismo", la discriminación por edad, fue identificado como la barrera fundamental. Con una estadística alarmante que señala que 1 de cada 2 personas en el mundo es edadista, el problema está profundamente arraigado. Este sesgo se manifiesta incluso a nivel personal a través del "autoadismo", esa voz interna que nos dice "estoy muy viejo para...".
Según Juan Carlos Gómez, presidente de la Fundación Grupo Social, la aproximación tradicional al adulto mayor es "negativa, como de deterioro, es problemática", y debe ser desmantelada. Para ello, los líderes empresariales propusieron soluciones concretas:
El verdadero cambio cultural no consiste solo en eliminar sesgos, sino en redefinir activamente el valor, reconociendo que la serenidad y la perspectiva son activos estratégicos, no síntomas de declive.
Afortunadamente, ya no hablamos de teorías. Varias empresas líderes en Colombia están demostrando con hechos que integrar la longevidad en su estrategia central es una ventaja competitiva tangible. Sus experiencias ofrecen lecciones aplicables para cualquier sector.
El Grupo Social ilustra perfectamente cómo trascender la venta de un producto aislado. En lugar de crear una oferta puntual, definieron al segmento silver como un "segmento misional transversal" para todas sus empresas. Esta visión estratégica les ha permitido construir una propuesta de valor integral que responde a las necesidades multifacéticas de esta población, abarcando desde vivienda asistida y salud hasta la generación de ingresos y servicios financieros especializados.
La experiencia de Seguros Mundial ofrece una lección crucial. Juan Enrique Bustamante, su presidente, compartió una anécdota reveladora de su tiempo en Ecuador, donde descubrió que la falta de socialización llevaba a los adultos mayores a usar las consultas médicas simplemente para conversar. La solución no fue tecnológica, sino humana: crearon espacios con "una máquina de capuchino... unas galletas calientes" para resolver una necesidad social profunda. Este aprendizaje demostró que, a pesar de la digitalización, este segmento valora la conexión humana. Como lo expresó un cliente, la preferencia es clara: "Prefiero que haya alguien de frente a mí que conversemos, un ser humano exactamente". Esto los llevó a priorizar el "endomarketing" para preparar a sus equipos, reconociendo que la tecnología es un medio, no un fin.
Empresas como Recaudo Bogotá y Grupo Gelsa (Paga Todo) compartieron un descubrimiento que desafía los prejuicios corporativos. Al analizar sus indicadores, encontraron que sus colaboradores mayores eran "la gente más estable, la gente más productiva, la gente más comprometida". Lejos de ser un pasivo, la experiencia de estos equipos se convirtió en su principal ventaja competitiva. Como prueba de su compromiso, Grupo Gelsa se convirtió en la primera empresa en Colombia en obtener la certificación internacional Age Friendly Employer. Como lo resumió contundentemente la gerente de Gelsa, Isabel Cristina Duque, la conclusión es clara: “el talento no tiene generación”.
El mensaje del Silver Summit es un llamado directo a la acción: todos tenemos un rol que jugar. La era de la longevidad ha llegado, y esperar pasivamente no es una opción estratégica. Para los líderes empresariales listos para actuar, las conclusiones del evento se pueden resumir en los siguientes pasos prácticos:
La potencia plateada ha despertado. Es hora de que las empresas también lo hagan.
"Pongámonos la camiseta de la economía plateada".