Envejecer no es el problema. Ignorarlo, sí

3 min de lectura

América Latina está envejeciendo más rápido que cualquier otra región del planeta. En países como Chile, Uruguay o Colombia, en menos de 25 años habrá más personas mayores de 60 años que menores de 15. No es un dato anecdótico. Es un punto de inflexión que transformará nuestra economía, nuestras ciudades y nuestra forma de vivir.

Y, sin embargo, casi nadie está hablando de esto. En los comités directivos no aparece como tema prioritario. En los planes de urbanismo y desarrollo social no ocupa el centro del debate. En la conversación pública, se habla de pensiones, pero poco de cómo prepararnos como sociedad para vivir más y mejor.

Envejecer no es un problema. Al contrario, es una de las mayores conquistas del último siglo. El problema es ignorar lo que significa. Diseñar empresas, productos, ciudades y políticas públicas como si la mayoría siguiera siendo joven es un error estratégico.

La transición demográfica y el envejecimiento ya están aquí. Y si no actuamos hoy, el costo económico y social será mucho mayor mañana.

¿Qué está pasando en América Latina?

1. Vivimos más años que nunca. La esperanza de vida en la región ya supera los 75 años en promedio (Banco Mundial, 2023). En países como Chile o Costa Rica se acerca a los 80.

2. Nacemos menos. La tasa de fecundidad en América Latina cayó a 1,8 hijos por mujer, por debajo del nivel de reemplazo poblacional (2,1) (CEPAL, 2024).

3. La pirámide poblacional se invierte. Para 2050, 1 de cada 4 latinoamericanos tendrá más de 60 años (ONU, 2024).

Esto significa que habrá más personas mayores que niñas, niños y adolescentes. Chile, Brasil y Uruguay ya se acercan a ese cruce. Y otros países, como Colombia o México, lo alcanzarán en menos de dos décadas.

El impacto en nuestra sociedad será profundo

La transición demográfica redefine nuestras estructuras sociales y económicas:

1. Cambia la economía

Las personas mayores concentran un poder adquisitivo creciente. A nivel global, quienes tienen 60+ controlan el 60% del poder de compra (AARP & Oxford Economics, 2024). Este segmento es clave para la Economía de la Longevidad, que podría aportar US$ 118 billones al PIB mundial en 2050.

2. Cambia el mercado laboral

En menos de una década, la mayor parte de la fuerza laboral será intergeneracional. Los mayores de 55 no solo seguirán trabajando, sino que serán esenciales para mantener la productividad y el conocimiento en las organizaciones (OCDE, 2024).

3. Cambian las ciudades

Las urbes tendrán que adaptarse a una población con necesidades distintas: transporte más accesible, espacios seguros, servicios cercanos y viviendas pensadas para todas las etapas de la vida. Hoy más de 1.400 ciudades en el mundo ya hacen parte de la Red de Ciudades Amigables con las Personas Mayores de la OMS. ¿Cuántas ciudades latinoamericanas están dando ese paso?

4. Cambian nuestras familias

Si no nos preparamos, los sistemas de cuidado quedarán desbordados. La región ya enfrenta un aumento en el número de hogares donde un adulto mayor es la cabeza de familia o depende de redes de cuidado informales.

Ignorar la transición demográfica no es opción

Cada año que pasa sin actuar aumenta los riesgos:

  • Más presión sobre los sistemas de pensiones y salud.

  • Mayor desigualdad para quienes envejecen en pobreza.

  • Empresas menos competitivas por no adaptarse a una fuerza laboral diversa en edad.

  • Ciudades que se vuelven hostiles para una población cada vez más longeva.

Pero esto no es inevitable. Si nos preparamos, podemos convertir el envejecimiento en una oportunidad para el crecimiento, la innovación y la cohesión social.

¿Qué significa prepararnos?

Prepararnos no es solo tarea de gobiernos. Es tarea de todos: empresas, organizaciones, medios de comunicación, universidades, líderes comunitarios y cada ciudadano.

  • Las empresas deben rediseñar productos, servicios y estrategias de talento pensando en todas las edades.

  • Los gobiernos necesitan políticas públicas que promuevan el envejecimiento saludable y garanticen sistemas de salud y cuidado sostenibles.

  • Las ciudades tienen que ser más accesibles, seguras y conectadas.

  • Cada uno de nosotros debe cambiar la manera en que entendemos la vejez: no como una carga, sino como una etapa llena de posibilidades.

La pregunta no es si estamos listos. Es si estamos dispuestos a actuar

Desde AURORA creemos que Latinoamérica puede ser una Potencia Plateada: una región capaz de convertir la longevidad de su población en una ventaja competitiva y social.

Pero esto solo será posible si empezamos hoy. Si ponemos el tema sobre la mesa, si lo incluimos en nuestras decisiones de negocio, en nuestras conversaciones familiares y en el debate público.

Nuestra invitación

Este artículo es el inicio de una conversación que ya no podemos aplazar. El envejecimiento es un hecho. Lo que está en juego es cómo lo vivimos.

En los próximos días, desde AURORA presentaremos una herramienta creada para líderes, empresas y organizaciones que quieran entender este cambio y actuar ahora.

Porque una región que se prepara es una región que lidera.
Porque envejecer no es el problema. Ignorarlo, sí.